La súbita irrupción del COVID19 y de la pandemia arrasó con estructuras y conceptos muy arraigados en nosotros como son los seguros de vida que nos llevó a realizar un análisis profundo.
Mucho de lo que creíamos firme se derrumbó y rápidamente tuvimos que adaptarnos buscando distintas opciones, realizando un análisis abruptos, abrazando modalidades de trabajo y producción remotas para protegernos.
Pensemos en seguros vida pandemia y realicemos un análisis de la situación.
Nos protegemos en el aislamiento haciendo más evidente lo vulnerables que somos.
Desde AVIRA, Asociación Civil de Aseguradores de Vida y Retiro de la República Argentina, analizamos con mucha atención los efectos de la pandemia en nuestro mercado local y por supuesto también en el internacional.
No sólo porque nos compete seguir su evolución, sino porque se trata de hacerlo en una circunstancia inédita, totalmente novedosa que nos enfrenta a viejos temores que antes postergábamos pero que ahora nos provocan una gran incertidumbre ante la indefensión causada por esta amenaza invisible.
La pandemia es el argumento paradigmático al cual no hubiéramos querido recurrir, para entender la necesidad de contar con una cobertura de vida. Porque donde hay incertidumbre, son los seguros de vida los que vienen a poner certeza. Garantizan un monto de dinero ante la eventualidad de que ocurra lo peor.
Este argumento hubiera sido calificado de exagerado hasta fines del año pasado. Pero aquí estamos: Hoy un virus hizo que en mayor o menor medida, los más de 7 mil millones de habitantes del planeta tomaran algún tipo de recaudo. Muchos eligieron proteger sus sueños y proyectos a través de un seguro de vida o adecuar el que ya tenían a la nueva realidad.
¿Cómo reaccionó el público en relación a los seguros de vida, ante este enorme desafío que le tocó atravesar?
Hacia el comienzo del aislamiento, y durante el bimestre que le siguió, pudimos observar como día tras día crecía el interés en los productos que nuestro mercado ofrece y consecuentemente también crecieron las ventas.
Las compañías adecuaron sus canales comerciales, volcándose a entornos digitales en sitios webs y redes sociales, para facilitar el acceso a la información y simplificar su adquisición.
Algunas de las compañías han optado por ofrecer completar toda la operatoria de manera virtual. Otras, siguen privilegiando el contacto personalizado y concluyen la misma de manera telefónica. Los pagos, en todos los casos, se realizan mediante débitos automáticos a cuentas bancarias o tarjetas de crédito.
Más recientemente, las nuevas ventas comenzaron a mezclarse con los mejoramientos de las coberturas ya existentes (o “upselling”) a las que los antiguos clientes prefieren cada vez más.
Se trata de un público que conoce el producto, confía en su compañía y que creyó conveniente, dadas las circunstancias, revisar su nivel de cobertura incrementando el monto de su póliza.
Y nuevas coberturas acompañaron este proceso: para autónomos con reconocimiento de lucro cesante por internación, pólizas para empresas por enfermedad o fallecimiento de sus trabajadores, seguros colectivos especiales para trabajadores de la salud, entre otras.
Las aseguradoras, gracias al alto nivel de informatización con que ya contaban, sumado al compromiso de sus equipos de colaboradores, pudieron migrar rápidamente a la operatoria remota para continuar ofreciendo sus servicios comerciales, de suscripción y de pago de siniestros con normalidad.
Entendemos que esta prevalencia tecnológica constituirá la nueva normalidad, que por cierto la estamos construyendo desde el primer día.
Por lo demás, será más palpable para cada uno de los argentinos, la necesidad de contar con instrumentos que ayuden a disminuir los riesgos económicos y a reducir la exposición a la incertidumbre patrimonial ante sucesos que puedan alterar drásticamente el rumbo de nuestras vidas.
Alejandro Massa
Director Ejecutivo de AVIRA